
Polaroid
El reloj de la pared marca las diez y cuarenta y cinco de la noche, la libreta sobre mi falda, recién llegué de deambular sin rumbo, hasta que al fin lo encontré.
Hace ya tiempo que estoy perdiendo la magia de escribir, sólo algunos apuntes, reflexiones llevadas a mi libreta viajera, textos irrelevantes, timoratos, más bien frías sentencias. Hoy me atrapó una rebeldía adolescente que me insta salir, sin un rumbo fijo, pero con los sentidos abiertos como radar ruso en la guerra fría.