Aguada’s gigoló
Irónico y mordaz con tiempo para gastar
trepando las escaleras de tu estadio ya te vas,
husmeando a tus vecinos con alma de voyeur,
recolectando migajas y mentiras por doquier.
Juegas al dadivoso con un tranco parisino,
al frente sos inclusivo pero al fondo privativo.
Tus caprichos hedonistas y juicios por enmarcar,
lastiman mi inteligencia y me hacen perturbar.
Que decir de tu Antonieta, perniciosa y traicionera,
se arrastra como culebra rapiñando con su escuela.
Apocada y pretenciosa con teatro presuntuoso
recluta nuevos tilingos entre trazos y acuarelas.
Era de prever que entre cuentos y aventuras
tu engendro te haya salido altivo en su investidura;
así cierra tu linaje de bandidos encubiertos,
reclamando entre sollozos, sentido común y descuentos.