jaja jeje jiji

Connotación positiva tiene la alegría, la simpatía, la afinidad; en cambio, creemos negativa la seriedad, la tristeza y las cavilaciones. Sartre, en ‘El ser y la nada’, adjudica al «ser» lo positivo, lo existente, lo concreto; algo que requiere conocimiento, profundidad; en cambio la «nada», es ausencia, evasión, superficialidad. Ambos (ser y nada) son complementarios, para que exista un «ser» que existe, deberá existir una «nada» que lo valide; la nada será determinada por un ser que la deja en evidencia.

Trompos

Vulgarmente creemos positivo evadir el daño, tapar la tristeza, sin embargo eso es ausencia, falta, lo efímero; no obstante positivo, el abordaje, la indagación, el viaje introspectivo que me permite entender quién soy, cómo es el otro, cómo es mi entorno y cómo me relaciono. No hay existencia posible sin un ser.

Vivimos en permanente escape, buscando ser normales para encajar, evitar trastornos y disimular nuestros tormentos. Espiamos la vida de los otros para compararnos y seguimos mandatos heredados. No sabemos hacia dónde vamos ni por qué. Nos adaptarnos para no ser excluidos; no obstante, somos rehenes de nosotros mismos, escapamos a nuestro monstruo interior.

Para Aristóteles el ser humano persigue la «eudaimonia», entendida como plenitud del ser. Según el filósofo, el hombre cree alcanzar la felicidad con riquezas, honores, fama y placer, pero concluye diciendo que la felicidad no se alcanza mediante ninguno de estos caminos, sino a través de la práctica de la virtud; según él, hay que vivir en busca de la verdad.

Perseguimos la «felicidad» cargando esta abstracción como mochila sobre nuestras espaldas, tememos mostrarnos desdichados ante los demás; exageramos nuestras alegrías y difundimos nuestros momentos más que experimentarlos. Nos atamos a un plan, desfasados hacia el futuro y nostálgicos del pasado. Arrepentidos del tiempo perdido por no haberlo dicho, por no haberlo hecho. Aunque lo neguemos enfáticamente, tenemos miedo de la mirada del otro. Somos verdaderos desconocidos, nuestros padres no saben quienes somos y nosotros no sabemos quienes son ellos, porque siquiera sabemos quiénes somos. Toda familia sin genuina consciencia es disfuncional. Corremos tras el buen vivir aplastando el espíritu, mal alimentándonos, mirando constantemente el error del otro, consumiendo periodismo jurisprudente, ese que no busca la verdad sino vender publicidad. Estamos desesperados por pertenecer a un gueto, integrar grupos para no sentirnos solos; sin embargo, estamos perdidos, gobernados por el establishment, desamparados, sabedores de que nadie nos entiende, ¿cuáles son nuestros miedos?, ¿cuáles nuestras zonas oscuras?, ¿cuáles nuestros deseos reprimidos? No enfrento mi propio yo, pretendo ser lo que debería ser, lo que dijo mi madre o mi padre o mi maestro o mi hermano mayor o la televisión -o todos ellos juntos-; no tenemos una propia voz, no arrojamos luz sobre la sombra. Nos aferrarnos a la familia, preferimos defender nuestro círculo antes que la verdad, le trasladamos frustraciones a los niños, solo nos importa el gueto. Y La persona que se muere de hambre en tu vereda , ¿no es tu familia?

Esa es la realidad que se devora la tecnología obsolescente y la alienación cotidiana. Nos alegramos porque es viernes y estamos tristes porque es lunes, aceptamos estados de ánimo etiquetados sin el más mínimo sentido. Sacralizamos frases creadas por personas ingeniosas, para en ellas cifrar nuestra suerte.

Despreciamos los caminos largos, pero compramos soluciones mágicas; no nos gusta leer novelas extensas, eludimos las empresas difíciles, pero compramos pastillas para adelgazar. Nuestra ideología está hecha a base de titulares de prensa; ¿quién fue el mal nacido que nos hizo creer que un camino largo no es placentero?, ¿a quién le importa la llegada si sé vivir el proceso?

Incorporamos muletillas del tipo «El tango es un bajón» o «El domingo es depresivo» con total desdén, sin siquiera detenernos a pensar. El tango no puede ser un bajón, porque el mal compartido es menos mal; si el tanguero me cuenta su tristeza está liberando su opresión y me identifico. Todos tenemos opresiones reprimidas por liberar; es mentira que la jarana, la rumba, jaja jeje jiji nos quitará la tristeza, eso nos entierra en el más profundo abismo existencial. El humor sana cuando alude, no cuando elude. Alcohólicos Anónimos es un ejemplo, los borrachos comparten su problema, buscan un canal para limpiarse, comparten su mal; así descubren que existe una nueva vida para transitar; de alguna manera se dicen: «Hermano, tengo este problema, ¿a vos qué te pasa?«, sin juzgar, solo escuchar. Eludimos nuestros sentimientos sacralizando sensiblerías; el día de los enamorados, el día de la madre, el día del amigo, pero lo cierto es que no nos importa el otro, no lo conocemos, porque no lo escuchamos. En la televisión hacen mesas redondas con especialistas para hablar de los problemas sociales con sociólogos, psicólogos, médicos y filósofos, ¿y el marginado?, ¿por qué no está la persona más importante a la que tenemos que escuchar? ¡Porque no nos interesa escuchar!

La dicha no necesita publicidad, no tiene tiempo, es impensado difundir mi estado de ánimo en una red social cuando me encuentro inmerso en pleno goce; todo mi ser está narcotizado en el presente, no importa si seré aceptado, si me considerarán. Serán los momentos tristes de desamparo los que corran el velo para hacer diáfana la dicha, pobre de aquellos que viven escapando a sus sentimientos y el dolor, hedonistas que corren tras el placer y la felicidad, sin embargo, eso es lo que más los aleja de la felicidad.

Tomemos la tabla y metámonos mar adentro a surfear; fuimos, somos y seremos imperfectos e indivisibles; la pureza es una utopía para caminar, riámonos de nuestro lado más oscuro, dudando de nosotros mismos, sin miedo a caernos, sin rehuir las olas.

Ser positivo es tener hambre de conocerse a sí mismo, así comprender quienes somos y comprender al otro. Ir hacia las capas más profundas, haciendo sensibles los placeres, dejar la obcecación y comprender que los grupos cerrados, las banderas y los himnos, nos limitan, nos separan, nos vuelven intolerantes. Todo es tan vasto, tan inconmensurable, la naturaleza tan sabia y los universos tan infinitos, que me pregunto: ¿Vale la pena tomar partido todo el tiempo?, ¿cómo podemos hablar con tanta vehemencia y autoridad acerca de realidades que desconocemos?, ¿por qué no dudamos?, ¿por qué no escuchamos?, ¿por qué no intentamos comprender antes de juzgar? La libertad no es la conquista de ningún territorio, sino la constante lucha contra nuestra propia ignorancia, avidez de espíritu, comprendernos y comprender, como la imagen de los trompos, uno estático de bruces, el otro erguido, revolucionando.

6 COMENTARIOS
  • Estefanía Pinatti
    Responder

    Te amo alma gemela! !! Cuanta lucidez! !!! Yo pensé que estaba loca por pensar así, tal cual, y sentía que era rara… vivía en introspección por temor a que me juzguen estúpida… pero hoy veo que no estaba errada… mi corazón arde!!! Gracias por este electro shock!! Muchos besos

    1. gorrión
      Responder

      ¡Muchas gracias querida!

  • miskoff marta
    Responder

    Excelente nota. Muchas gracias!!

  • Kevin
    Responder

    Gracias.

  • GUSTAVO
    Responder

    HAY TEXTOS QUE TE DEJAN SIN PALABRAS, ESTE ES UNO DE ELLOS, SOLO QUEDA DECIR GRACIAS.

  • Csrmen minio
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    Genial. Es maravilloso ser uno mismo siempre con virtudes y defectosGRACIAS BUEN FINDE

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