Nuestra ignorancia

«A los planchas hay que matarlos a todos»

La ignorancia se conoce como la ausencia de conocimiento acerca de algo; de alguna manera podemos sostener que todos somos ignorantes. Un físico nuclear puede ignorar jugar al póquer, un jugador de póquer quizás ignore acerca de la física cuántica, Lionel Messi quizás ignore el teorema de Tales de Mileto y Tales de Mileto seguramente ignoraba como eludir rivales con una pelota de fútbol en movimiento. Sin embargo, el conocimiento es inconmensurable, no se puede establecer una magnitud exacta sobre el verdadero saber de una persona.
Sí podemos suponer cuando alguien es más o menos ignorante; pero no deja de ser una estimación subjetiva. Prefiero interpretar a la ignorancia como el desequilibrio entre el conocimiento (información y memoria para almacenarlo) y la filosofía aplicada sobre ese conocimiento. La filosofía, entre otras cosas, es el estudio del conocimiento, un conjunto de herramientas reflexivas que pone a prueba esa información. ¿Sirve de algo la información sin filosofía? ¿Me es útil el conocimiento si no sé como usarlo? ¿Es lo mismo conocimiento y sabiduría?

La teoría de las baldosas

Teoría de las baldosas

La teoría de las baldosas es una parábola que representa al universo como una matriz infinita de baldosas superpuestas unas sobre otras. Hagamos de cuenta que estamos parados sobre un suelo revestido con cuatro baldosas gigantes, estas cuatro baldosas cubren el área completa de nuestro piso. Si ese pavimento cubriera nuestro espacio, mi interpretación del mundo estaría compuesto por esas cuatro baldosas, no existiría nada más que esos cuatro cuadrados, pero, ¿qué sucede si en lugar de quedarme con esa percepción del mundo, enfrento la acción de levantar una de las piezas rectangulares? Resulta que al levantar una de las placas observo como la nueva parcela está dividida en otras cuatro baldosas. Al ver estas nuevas piezas cubriendo el área de la baldosa anterior, sigo ahondando con la misma lógica y despego otra de las nuevas baldosas más pequeñas. Vuelvo a observar su área cubierta por otras cuatro baldosas aún más pequeñas. Me encuentro frente a un infinito sistema de mosaicos, de manera que mi pensamiento inicial cambió, ahora siento la incertidumbre de un mundo infinito. De seguir levantando piezas, seguiré encontrando nuevos mundos. De alguna manera esta teoría revela que la búsqueda del conocimiento, más respuestas me devuelve nuevas preguntas.

«Sólo sé que que nada sé»

Fue la reflexión de Sócrates (pensador y artista griego nacido el 469 a.c)

Su amigo Querofonte dudaba de que Sócrates fuese ignorante, por esta razón decidió visitar el oráculo de Delfos y así evacuar su duda. Una vez allí, consulto a la sacerdotisa Pitia (pitonisa), quien hizo de intermediaria entre el Dios Apolo y Querofonte para preguntar: ¿Hay alguien en el mundo más sabio que Sócrates? A lo que Apolo contestó: No.

Tras consultar al oráculo, Querofonte fue con la respuesta obtenida a contarle a Sócrates, pero el filósofo griego negó la respuesta del Dios y le restó importancia.

– ¿Por qué crees que Apolo te eligió a ti y no a un Sofista? -preguntó Querofonte.
– No lo sé, simplemente no presumo saber lo que no sé -respondió Sócrates.

A mayor conocimiento, más duda; a mayor cantidad de información y memoria, mayor filosofía. La filosofía es la disciplina que estudia el conocimiento, la existencia, la verdad, entre otras cosas. No se encarga de juzgar sino más bien somete a duda todo dogma de manera empírica. Más que dar respuestas, formula nuevas preguntas. La ignorancia no pasa por la ausencia de conocimiento, de algún modo todos ignoramos cosas. El problema radica en sacar conclusiones apresuradas sin someterlas a un análisis conceptual. De alguna manera Sócrates echa luz sobre las cuestiones del inicio, de poco sirve la información sin filosofía, un saber que no se somete a duda. No es lo mismo conocimiento que sabiduría, el saber necesita la contradicción, cuestionar, poner en tela de juicio, busca si lo que hay es verdadero o falso. En las meditaciones de metafísica de René Descartes, el filósofo se cuestiona la existencia de Dios, ¿por qué lo hace? Porque la única manera de llegar al fondo del asunto es cuestionarse todo, y cuestionar todo significa ir al origen, y ese origen es Dios.

«En tanto pienso, existo«.

Veamos la frase provocadora del principio sobre si a los planchas hay que matarlos. «Plancha» es un término del lunfardo rioplatense que se usa para hacer referencia a una tribu urbana de jóvenes de bajo estrato social asociados al vandalismo. La palabra proviene de las planchas fotográficas (frente y perfil) que son armadas por la policía para identificar a los procesados. Cuando una persona se refiere a otra con el término «plancha» lo ve como una amenaza. Frente a esta problemática, ¿cómo funciona la ignorancia? Funciona realizando una asociación directa, rápida y elemental entre el mal, los planchas y el castigo. Infiere precipitadamente, dictamina. En tanto, ¿qué hace la filosofía? Indaga, experimenta, reflexiona, no formula una ecuación simple sino que mueve otras capas del pensamiento. Matar a todos los «planchas», cuando es analizado en profundidad, se convierte en un desatino. No solucionamos el problema de fondo, hacemos una generalización injusta sobre quién es vándalo y quién no y aplicamos una única pena drástica sin discriminar. Por otra parte el vandalismo tiene múltiples causas, principalmente sociales, donde se siembra la semilla que a la postre desemboca en el delito.

Esto no es ni pretende ser un ensayo acerca de problemáticas sociales; simplemente es una reflexión de como nuestra ignorancia más que relacionarse con la falta de conocimiento lo hace con la falta de filosofía. Posiblemente muchos de los que dicen: «A los planchas hay que matarlos a todos» tengan un bagaje informativo, pero si esa información no es sometida a reflexión, conducirá inexorablemente a situaciones trágicas. La principal causa de muerte sigue siendo la ignorancia. Porque la sensatez es un camino largo y arduo, prescinde de lo instantáneo,  medita, investiga, experimenta; está ligada a la razón por sobre la superstición. Tal vez, la superstición es el atajo que elige tomar aquel que no quiere pensar.

«El tarado que se sabe tarado, aventaja al tarado no enterado.»

9 COMENTARIOS
  • Anónimo
    Responder

    Alucinante

  • Anónimo
    Responder

    Excelente!! Gracias!

  • Lucas
    Responder

    Me encantó! Muy interesante para leer y analizar varias veces.

  • diana
    Responder

    Siempre pienso y lo sostengo que cuanto mas lees, mas buscar conocer y saber, sin embargo mas te genera dudas y mas buscas. Somos ignorantes porque no podemos saber todo. Me gusta el articulo. Puedo usarlo para mis alumnos?

    1. gorrión
      Responder

      Será un placer colaborar con sus alumnos, tome el texto y mejórelo. Abrazo

  • ruben
    Responder

    el miedo y la ignorancia son primos hermanos y como el título de una vieja película italiana, «Juntos son Dinamita».

  • Maria Silvia
    Responder

    Un hallazgo este gorrión .
    Si dudo aprendo a dudar y si aprendo puedo dudar.
    Comparto la publicación , muchas gracias por invitar al vuelo.

  • Carmen m
    Responder

    Soy miedosa e ignorante pero tambien desconfiada terrible .gracias por h ernos siempre pensar….

  • Carmen miño
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    Comente carmen m ( arriba)

    Soy mirdoss e ign…etc

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