Leviatán

Acomete despiadado, embustero, pernicioso,
deshace testosterona sin propósito ni rumbo,
esclavo de sus afecciones que son pasiones,
manipula, premedita, sino se distrae torpe.

No mide el daño a su dignidad, a su equilibrio,
acumula certezas y miedos cual coleccionista,
hasta patear el tablero sin sopesar la angustia,
propia de un demonio desenfrenado y lascivo,

Baja la montaña desbocado, irreflexivo, colérico,
se estrella a la nada, lugar obscuro y desolado,
tembloroso, altivo, espera la venia para su baja estima,
compasivo en su discurso, mas autoritario en su fuero.

Mastica el vidrio una vez más, ya van mil en ese estigma,
en cambio vuelve al camino, se emancipa, se desarrolla,
quema grasa y hace músculo, lento, aunque constante,
abandona el suceso y trajina sin premio, hasta el cielo.

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