Amainó

Alucinó la noche
su tornado interior
con el agua a su lado,
sin un depresor;
renunció a la fiesta,
por el momento,
no sabe después;
amainó su tormenta,
vio caer los atavíos
y en su morral la magia
de unos labios húmedos,
no volverá temprano
a mandrilear la cuna
ni a derramar miseria
para tapar su angustia.

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