Vanidad del arte
La vanidad del entretenimiento del arte
es como el cuero que recubre al pollo,
primero no te imaginas al pollo sin él,
luego sientes que sin él perdería el sabor,
más adelante te empieza a hacer mal,
posteriormente te cuestionas quitárselo,
luego lo sacas y sientes que algo te falta,
después se lo quitas y ya no te hace falta,
hasta que un día piensas como fuiste capaz,
durante tanto tiempo, de comer esa grasa.