
Estrella
Sólo fue menguante,
verdad, pasión y fe,
gracias sin poseer,
tu entrañable tiempo,
fugaz estrella fue,
buena magia si breve,
dos veces buena.
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Sólo fue menguante,
verdad, pasión y fe,
gracias sin poseer,
tu entrañable tiempo,
fugaz estrella fue,
buena magia si breve,
dos veces buena.
No es tu barrio ni tus vecinos,
no es tu escuela ni tus maestros,
no son tus novias ni tu trabajo,
no son tus circunstancias,
no es con tu familia ni sin ella,
no es tu buena ni tu mala suerte,
no es tu país ni tu gobierno,
no son tus bienes ni tu nombre,
Eres tú compareciendo contigo.
Hondo bajo fondo,
de allá viene
y hacia allá va,
cautivo en su mente,
inexorable sordidez,
anestesia fútil degradante,
de allá viene
y hacia allá va,
perfeccionista negligente,
melancólico sanguíneo,
dionisíaco elegante,
parco pragmático,
ocurrente sardónico,
astrapaláustico visceral,
escalíneo peripatético,
buceador de mar profundo,
de allá viene
y hacia allá va.
La vanidad del entretenimiento del arte
es como el cuero que recubre al pollo,
primero no te imaginas al pollo sin él,
luego sientes que sin él perdería el sabor,
más adelante te empieza a hacer mal,
posteriormente te cuestionas quitárselo,
luego lo sacas y sientes que algo te falta,
después se lo quitas y ya no te hace falta,
hasta que un día piensas como fuiste capaz,
durante tanto tiempo, de comer esa grasa.
Mastico el barro indignado,
trago la hiel de la frustración,
quehacer mundano insatisfecho,
negligencia sin el control,
nublado en la superficie de la vida,
desesperado por lanzar la cólera,
sin gritar ni llorar la bronca de odiar,
mezcla de knock out y humillación,
yugo de la ignorancia (propia y ajena),
cavilando hasta el paroxismo,
elucubraciones imbricadas,
impericia para aceptar el vacío,
con sus inmanentes aversiones,
esperando magia donde nada hay,
donde nada trascendente nace,
más que un moralismo espurio,
supino como el hastío,
pero acá me encuentro,
estoico,
sin tapar.
Mal humor broma que elude,
mal humor burla del otro,
mal humor carcajada espuria,
mal humor excusa fácil,
mal humor interrupción,
mal humor mirada sorda,
mal humor chisme que bate,
mal humor ironía aviesa.
A veces serio,
otras ingenuo,
afable,
sanador,
que ríe de sí mismo,
en manifiesta comunión,
el buen humor.
Moralista sin ética,
fruto de la publicidad,
encandilado masticando embustes,
soñando jingles y tarareando rimas;
de retórica fácil y estribillo sensiblero,
congratulando compras y calificaciones,
escogiendo prendas y perfumes vulgares,
angustiado por tu cabello y la cosmética.
Compras rejas temeroso para salvar el culo,
pero cantas el himno desenfrenado
en todo show de entretenimiento,
filosofando fútbol y poliquetería,
confinado a la demagogia y al verso labil,
lagrimeando tus emociones adulteradas,
una y otra vez, sobredosis de streaming.
Zapatitos de gato y lenguaje de almacén,
festejas la gula y el chiste barato,
y te empastillás para poder dormir.
Constreñido, timorato, previsible, obstinado.
Disfrazas el miedo para sentirte parte
en ese gueto hipócrita, desesperado,
sin ideología, ironía ni empatía.
Condescendiente con el amo,
pero soberbio con el peregrino.
Hijo de la televisión
y de los memes de Internet.
Anhelas lo que no sos
y aparentas la clase
que nunca vas a tener.
Aprenda sobre los deseos insatisfechos de la mayoría,
simule compartirlos y prometa cumplirlos.
Manténgase demagogo, la mayoría quiere ser ilusionada.
Memorice los nombres de las personas que necesita
y llámelos por su nombre, los hará sentir importantes.
Invente o exagere una historia de superación
y compártala para impresionar.
Sea condescendiente con el amo que lo financia
y manipulador con sus súbditos.
Sea obsecuente con el amo que lo financia
y determinante con sus súbditos.
Jamas ose compartir lo que piensa y siente,
alguien genuino jamás seducirá a la mayoría.
Jamás ose contradecir al amo que lo financia,
obedezca y manipule para cumplir sus órdenes.
Simule ser inteligente.
Simule ser tolerante.
Simule tener certezas.
Simule ser feliz.
Simule.
Haga apología de amistad.
Haga apología de la familia.
Haga apología del amor.
Haga apología de la esperanza.
Haga apología de los sueños.
Haga apología.
Sonría, no deje de sonreír.
Eczema fresco de arrebato bajo,
hondo bajo fondo resentido y necio,
ignorancia de ignorancia no aceptada,
veredicto de creencias vanas,
entretenimiento de la desgracia
para sembrar el miedo.
Víbora que ataca por temor,
baja estima y deseo insatisfecho.
Agresor y víctima, ambos rehenes,
caras de la misma moneda,
marionetas cubiertas de codicia
y estímulos digitales.
Aves sin alas, sin ojos, sin fe,
reptiles soberbios arrastrándose;
desesperados, desesperanzados,
trémulos, venales y aturdidos.
Hijos de la radio y la televisión,
todo ese odio, mercado y amor.
Puede escapar separando nubes para filtrar la luz,
sin embargo la noche intraepitelial
sopla para obscurecer.
Las miradas sordas flotan en el éter
como el moscardón rebelde y aturdido.
Huele la humedad en cada brizna de hastío
y la nada lo azuza como amo a sus lacayos.
Inhala intermitente el aire espeso
mientras ve los embates de indiferencia
pasar uno a uno despreciando su enfermo luto.
Luto salpicado de un halago lábil,
espurio, falto de empírica elocuente.
Aterriza sobre el costado frágil
despreciando su lado áspero.
La fruta insípida abunda hasta que su sabrosa gula
traspasa el hambre, insaciable de prudencia esquiva,
mas azorado está de la rutina estéril.
Sin embargo es ingrato al no blanquear la dicha
de enfrentar el miedo,
habita el vacío aunque le duele,
lo saborea, lo deglute.
Siente el raspón en la garganta mientras baja,
se atraganta, pero celebra la elevación
de su herida amarga, esa parte rechazada de sí mismo,
como la hoja que florece hasta morir callada.
Carece lo que hoy comprende
por el dolor sediento de errar sin rumbo.
Ora sereno si lo agreden hasta sanar el tajo
de ilusión que nubla.
Así va, friolento en la mañana y sudando el sueño.