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el gorrión
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Buscad primero…

«Así que buscad primero el reino de los cielos y su justicia,
y todas las demás cosas se os darán por añadidura.»
Mateo 6:33

¿Qué quiso decir Jesús a los apóstoles?

Supongamos que Jesús existió, eso dicen los registros evangélicos que cuentan sus vivencias a lo largo de sus treinta y tres años, ¿es importante que haya existido? No. Sí importa su prédica, su peregrinación y su metafísica. Si no existió, existió aquel que lo inventó, al ser capaz de inventarlo, fue capaz de serlo. Al igual que Sócrates, no dejó obra escrita, lo conocemos por Platón; ¿es importante que Sócrates haya existido?, No. Sí importa su reflexión, su práctica y su cosmología. De no haber sido real, real fue Platón. Hay otra figura, Lao-Tse, a quien le adjudican el Tao Te Ching, y tampoco lo escribió él, sino sus discípulos. Ninguno dejó obra escrita.

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Por las tablas

Reducidos movimientos,
otro paso sin esperanzas,
entregando las piezas,
de soldados dispersos,
vulnerables, errantes, inocuos
la estrategia agotada,
superflua, inerte
sorteando la indiferencia,
todo truco es interceptado,
fríamente, premeditadamente,
hacia un nuevo rincón,
observando la inminente derrota,
una vez más.

Aunque algo mejor,
aceptando perder,
aprendiendo a vivir,
sin patear el tablero.

Dear prudence

La dejas ir pragmático,
asqueado del pasado agrio,
el hastío y la ira,
la lujuria y la mentira,
pineal averiada,
grita y se escabulle,
se arrepiente,
se cansa,
fuente poderosa,
endógena,
nosce te ipsum,
sin tierra prometida,
sin prestigio,
serás nadie,
serás todos.

Cortisol

Alerta y miedo sin digerir,
irritan como ira traicionera.
Sórdido y deprimido
inflamas y perturbas,
despiertas susurrando falacias,
instando a inferir precipitadamente,
pensamientos imbricados,
recursivos.
El gran masturbador,
euforia y depresión,
rauda fluctuación,
química de Dios,
espíritu inquieto,
enfermedad mental,
deber y entusiasmo,
Schopenhauer y Odiseo,
a pesar del cielo,
pesada tierra,
elevo, caigo, inhalo,
contracturo poderoso,
el gran controlador.

Fealdad

El escozor lastima su estómago,
sube por el esófago perforando el paladar,
hasta incrustarse en la mente.
La contamina, la debilita, la adultera.
La lava le chorrea sobre la cabeza desnuda,
le mancha las orejas y le tapa los oídos.
Se le estaciona pesada sobre sus hombros,
lastimándolos, torciéndole la columna.
La alienación se le activa frente a la fealdad,
de palabras, de espíritu, de estética,
de ignorancia, de soberbia, de negación.
Detonan los polos de uranio y revelan
la propia fealdad que habita ubicua.
Frente a la incertidumbre solo atina
practicar el proverbio hindú:
«Cuando no sepas qué hacer, no hagas nada.»
Una olla a presión explota
y los pedazos de metal se disparan
hasta matar al alma, sin piedad,
vaciándole de pasión la vida,
hasta que amaina y vuelve a empezar.

¿Soy capaz?

Si soy musulmán o jesuita o judío o ateo o agnóstico o de izquierda o de derecha o chino o paraguayo, vale nada.

La pregunta es:

¿Soy capaz de disponer de mi tiempo para hacer algo por alguien, más allá de mi gueto, mi prestigio o mi sueldo?

Masticar vacío

Mastico el barro indignado,
trago la hiel de la frustración,
quehacer mundano insatisfecho,
negligencia sin el control,
nublado en la superficie de la vida,
desesperado por lanzar la cólera,
sin gritar ni llorar la bronca de odiar,
mezcla de knock out y humillación,
yugo de la ignorancia (propia y ajena),
cavilando hasta el paroxismo,
elucubraciones imbricadas,
impericia para aceptar el vacío,
con sus inmanentes aversiones,
esperando magia donde nada hay,
donde nada trascendente nace,
más que un moralismo espurio,
supino como el hastío,
pero acá me encuentro,
estoico,
sin tapar.

¿Cómo manipular a la masa?

Aprenda sobre los deseos insatisfechos de la mayoría,
simule compartirlos y prometa cumplirlos.
Manténgase demagogo, la mayoría quiere ser ilusionada.
Memorice los nombres de las personas que necesita
y llámelos por su nombre, los hará sentir importantes.
Invente o exagere una historia de superación
y compártala para impresionar.
Sea condescendiente con el amo que lo financia
y manipulador con sus súbditos.
Sea obsecuente con el amo que lo financia
y determinante con sus súbditos.
Jamas ose compartir lo que piensa y siente,
alguien genuino jamás seducirá a la mayoría.
Jamás ose contradecir al amo que lo financia,
obedezca y manipule para cumplir sus órdenes.
Simule ser inteligente.
Simule ser tolerante.
Simule tener certezas.
Simule ser feliz.
Simule.
Haga apología de amistad.
Haga apología de la familia.
Haga apología del amor.
Haga apología de la esperanza.
Haga apología de los sueños.
Haga apología.
Sonría, no deje de sonreír.

Odio, mercado y amor

Eczema fresco de arrebato bajo,
hondo bajo fondo resentido y necio,
ignorancia de ignorancia no aceptada,
veredicto de creencias vanas,
entretenimiento de la desgracia
para sembrar el miedo.
Víbora que ataca por temor,
baja estima y deseo insatisfecho.
Agresor y víctima, ambos rehenes,
caras de la misma moneda,
marionetas cubiertas de codicia
y estímulos digitales.
Aves sin alas, sin ojos, sin fe,
reptiles soberbios arrastrándose;
desesperados, desesperanzados,
trémulos, venales y aturdidos.
Hijos de la radio y la televisión,
todo ese odio, mercado y amor.

Vegano caníbal

Seguís purgando el destino,
porfiado en sacarle brillo
a la tierra hasta el calambre,
penando por tanta gula.

Poniendo fichas a tu mente débil,
bebiendo xantinas para soñar despierto,
porfiado, tendinoso y somnoliento,
con la mirada fina y el oído grueso.

Caminas ligero para alcanzar la prisa,
llegando último a probar la fruta,
porque la rueda gira con tanta furia
en la pecera turbia que ya está quieta.

Te burlas fiero de sensibleros,
que sin audacia pescan con poco,
mas tú cretino niegas la grasa,
que furtivo tragas sin dar aliento.

Si ya lo sabes por ver adentro,
¿para qué brindas con esa copa?,
en ese juego mueres por necio
y algo te dice que ya está rota.

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